Cirugía de la rizartrosis 

AVISO: la información contenida en este artículo es genérica y orientativa, en ningún caso sustituye el criterio de su especialista en traumatología.

Diagnóstico y programación de la Cirugía de la rizartrosis 

El diagnóstico es clínico y radiológico. El paciente presenta un dolor incapacitante en la base del pulgar con limitación para la vida cotidiana.  

Si tras valoración clínica y radiológica finalmente se decide la cirugía como tratamiento se solicitan los exámenes preoperatorios requeridos para su evaluación por el anestesista, estos son: radiografía de tórax, electrocardiograma y analítica básica. 

El anestesista será quien evalúe el riesgo quirúrgico y da permiso a la cirugía. 

En qué consiste la Cirugía de la rizartrosis 

Existen diversas técnicas para esta patología. La que se emplea en este ejemplo es la técnica de Burton Pellegrini. 

Consiste en extraer el hueso artrósico, en este caso el trapecio, para que el metacarpiano -que se articula sobre el trapecio- no genere dolor cuando se mueva. 

A través de una vía de abordaje lateral (corte en la piel ubicado en un lugar seguro que permite acceder a la zona quirúrgica sin lesionar ningún nervio o arteria) se accede al nivel del hueso, desde donde se extrae el trapecio y se realiza la plastia. 

La plastia de suspensión e interposición consiste en una lazada en la base del hueso metacarpiano con el tendón palmar largo. De esta manera el hueso queda apoyado en un pelotón de tendón y suspendido en su posición por el mismo tendón. 

La cirugía se realiza en una hora aproximadamente. 

Esta finaliza con un vendaje especial que mantendrá la mano en forma de puño semicerrado, como si estuviera agarrando algo. 

Post operatorio de la Cirugía de la rizartrosis 

El paciente debe permanecer un día ingresado y al alta recibe las instrucciones para el tratamiento farmacológico y curas. 

El vendaje debe mantenerse unas dos semanas para que el tendón quede en la posición deseada. 

Una vez la herida haya cicatrizado, en torno a tres semanas tras la operación, el paciente  vuelve a consulta para revisión y puede comenzar la rehabilitación. 

La recuperación más o menos completa de esta cirugía suelen ser unos tres meses.